Por Ricardo Morel
Hace pocos días tuve la suerte de ser invitado al panel de comentaristas sobre la reciente publicación “El valor del diálogo” de la Defensoría del Pueblo del Perú (DP).
Es importante recordar que, en el Perú, ha sido la Defensoría del Pueblo quien tuvo la primera mirada, desde el Estado, al tema de los conflictos sociales y el diálogo, con una visión sostenida en los últimos 15 años y trabajando, permanentemente, con un enfoque de mejora continua.
Llevo 17 años trabajando temas de gestión social relacionados principalmente a la minería y he tenido la oportunidad de hacerlo en Cajamarca, Ancash, Moquegua, Arequipa, La Libertad, Cusco, Apurímac y Lima. Es así que tuve la suerte de conocer a profesionales de primer nivel, que trabajaron o trabajan actualmente, en la Defensoría, tales como Rolando Luque, Giselle Huamaní, Porfirio Barrenechea, Yoli Falcón, Iván Lanegra, Vanessa Chávarry, Silvio Campana, Alicia Abanto, Miguel Lévano, Yenny Ccolque, Hernán Cuba, Rina Rodríguez, Pastor Paredes y Liz Puma, entre otros.
Si bien el documento “El valor del diálogo” es muy bueno, pues sistematiza procesos de diálogo y detalla una serie de casos reales que sirven de base para ser compartidos como lecciones aprendidas, es a la vez conveniente complementar esta mirada, desde la DP, con la del sector empresarial, haciendo eco de la frase de Alfredo Bryce: “la razón la tenemos entre todos” Es en base a ello que en este artículo planteo algunas sugerencias.
En el prólogo del documento “El Valor del Diálogo” se menciona: “Una gran inversión tiene que, además de elevar los indicadores económicos, beneficiar directamente a las personas. Una manera de conseguirlo es que las empresas establezcan el diálogo como una premisa al emprender un proyecto. En su planificación de inversión tienen que considerar la negociación con la ciudadanía que presente sus necesidades y la empresa muestre a cuáles puede responder. Con un acuerdo previo entre la empresa y la población, los conflictos se reducirían sustancialmente, y al mismo tiempo el bienestar social llegaría directamente a la población.”
Si bien es cierto lo mencionado en el párrafo anterior, propone un modelo de relación bilateral, donde la población pide y la empresa entrega. En mi experiencia este modelo bilateral que funcionó en el pasado, conlleva una mirada de corto plazo donde la empresa reemplaza al Estado ausente. Considero preferible pasar de un modelo bilateral a un modelo Multiactor, atrayendo al gobierno nacional, a los gobiernos subnacionales, a los líderes sociales, a la DP, a la Contraloría, a las ONGs, a la Cooperación Internacional y a las empresas, hacia el territorio para trabajar juntos por el desarrollo, con un enfoque articulador y complementario, y no sustitutorio.
En el documento la DP señala que la mayoría de conflictos son socioambientales y plantea, acertadamente, como causas de este tipo de conflictos al incremento de las inversiones vinculadas a la explotación de recursos naturales que han despertado en la población preocupaciones acerca de la protección al ambiente, y a la vez expectativas sobre posibles beneficios socioeconómicos.
El mandato de la DP es ejercer la “magistratura de la persuasión”, donde más importante que hallar responsables de las afectaciones, es que los derechos sean restituidos. En ese esfuerzo el instrumento de trabajo por excelencia es el diálogo.
Para hacernos una idea del valor del diálogo podemos rescatar información del reciente libro de Luis Urquizo, “El rol de las relaciones públicas comunitarias”, quien señala que en el país perdimos, aproximadamente, un millón de horas entre 2007 y 2013 por conflictos sociales en el sector extractivo.
El diálogo nos lleva a pensar en las percepciones entre los grupos de interés, donde queda claro que la DP genera confianza en la opinión pública y a la vez desconfianza en el sector empresarial; mientras que los gobiernos, nacional y subnacionales, generan desconfianza en todos los actores al igual que las empresas.
En una encuesta sobre confianza realizada por IPSOS en octubre 2017, la Defensoría se ubica en el quinto lugar con 63% de percepción de confianza, mientras que la SUNAT ocupa el puesto 13, la Policía Nacional el puesto 20 y la CGTP el puesto 29. El gremio empresarial CONFIEP ocupa el penúltimo lugar en la percepción de confianza con el puesto 31 y la lista se cierra ubicando en el último lugar a los partidos políticos.
Además de pasar de la relación bilateral hacia una relación multiactor, hay otras sugerencias que pueden ser útiles, como por ejemplo:
- Promover espacios para compartir más información y reflexión entre todos los grupos de interés, viéndonos más como cooperantes que como competidores.
- Tener una DP más involucrada, por ejemplo, en el monitoreo periódico de acuerdos y compromisos, donde podría trabajar junto a la Contraloría.
- Reflexionar y evaluar, si es posible, reducir los equipos en las 16 oficinas de diálogo que se han creado en instituciones del Ejecutivo, y con ese mismo presupuesto fortalecer la Secretaría de Gestión Social y Diálogo del Viceministerio de Gobernanza Territorial (VMGT), asignando mayores recursos humanos, en los equipos regionales.
- Es vital que las instituciones vinculadas a los conflictos sociales, al menos las del gobierno, logren alinear criterios sobre conflictos, crisis, diferencias y controversias.
- Pensar en las mesas de Diálogo para el Desarrollo como espacios permanentes de articulación multiactor. Actualmente, por normas legales, tienen una vida de solo ocho meses.
- Darle más poder al VMGT para que pueda tener injerencia en los demás sectores del Ejecutivo (ministerios) y articular, efectiva y eficientemente, actividades y proyectos de desarrollo.
- El VMGT y la DP deberían utilizar herramientas de gestión social tales como estudios de percepciones, monitoreo de medios y mapeo de actores.
- El VMGT debería contar con una organización matricial descentralizada que pueda articular con las regiones y los ministerios.
- Promover la asociación de marcas o cobranding positivo: el VMGT y la DP pueden trabajar cerca de Naciones Unidas, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, ONGs, Cooperación internacional (alemana, canadiense, australiana) El acercarse a otras marcas que tengan buen posicionamiento ayuda en la generación de reputación, tema clave para construir confianza.
- La DP y el VMGT deberían acercarse más a la academia, y viceversa, para producir insumos que alimenten propuestas de políticas públicas.
Mi recomendación final va para todos: lean el documento “El valor del diálogo” y reflexionen sobre nuestros propios paradigmas y percepciones, pensando siempre en que es posible innovar y tender puentes, los mismos que ayudarán en la construcción de confianza.