Un Acuerdo para el desarrollo de Arequipa

Líneas de trabajo de la exposición de Baltazar Caravedo Molinari

Resumen: José Lombardi

En el marco de las reuniones previas para la construcción de un acuerdo para el desarrollo de Arequipa, el día 12 de enero del 2016, Baltazar Caravedo Molinari hizo una exposición al grupo impulsor sobre:

El liderazgo necesario para el Acuerdo Regional por Arequipa.

1. La conflictividad regional de la sociedad peruana.

Empezó haciendo una reseña histórica analizando la conformación de los espacios regionales con el desarrollo de la conectividad y el afianzamiento del centralismo en el país. Hace 120 años el Perú era un conjunto de espacios regionales con dinámicas económicas, sociales y culturales propias. Estos espacios se articulaban más con Europa u otros países de Latino América, que con Lima; con la que disputaban cuotas de poder. Hay que profundizar más como ese sentimiento regionalista de principios del siglo XX, aún está marcando los imaginarios regionales actuales. A partir de la década del 20 del siglo pasado, con el proceso de modernización capitalista del gobierno de Leguía, se inicia el proceso de interconexión del país; a los ferrocarriles de fines del siglo XIX, se suman las carreteras, la radio, los vuelos en avión, etc; se expande el sistema educativo y el castellano La conectividad y la relación con algunos espacios regionales empieza a mejorar, principalmente de la costa. Con el crecimiento económico de los años 48-56 y luego a partir de los 80, las comunicaciones dan un portentoso avance, a la vez que aumentan los procesos migratorios a las ciudades y el centralismo de la capital se consolida. En ese contexto, la base de la conflictividad actual está en que, desde los espacios regionales, se han ido generando confrontaciones con el centralismo por mercados, distribución de las rentas, acceso a servicios y poder de decisión. Las experiencias del sur andino, y de Arequipa en particular, son importantes para entender la conflictividad actual en la sociedad peruana.

2. La tensión y el conflicto como base de la transformación.

No hay que temer al conflicto, hay que reconocerlo y darle tratamiento adecuado. Es una oportunidad para un cambio, para una transformación; para la construcción de nuevos espacios, rumbos y escenarios. Todos los conflictos no son iguales y estos no se comprenden en sí mismo. Cada conflicto tiene su propia particularidad y establece sus conexiones con otros hechos y sucesos del pasado y del presente. En el análisis para comprender un conflicto hay que tomar en cuenta estas dos dimensiones: su particularidad y sus conexiones, El conflicto es siempre multidimensional.

3. Superar la visión “economista” del desarrollo de la sociedad.

En la últimas tres décadas, a raíz de las crisis, el ajuste y el crecimiento económico se ha impuesto una visión unilateral del desarrollo de la sociedad y de sus conflictos. Se ha tratado de entender y explicar el desarrollo y los conflictos por la dinámica económica; dejando de lado un conjunto de otras dimensiones que influyen, se articulan y explican el desarrollo y el conflicto como a cultura y el sistema de valores y creencias, las relaciones social, la estructura política y su nivel de institucionalidad, la comprensión y relación con el ambiente y los recursos naturales, etc. Hay que retomar la visión y el análisis sistémico, integral y multidimensional de la realidad, donde, ninguna dimensión tiene prevalencia sobre las otras, sino que interactúan generando un sistema que a su vez genera sus mecanismo de sobrevivencia y reproducción. En la perspectiva de un acuerdo por el desarrollo regional, vale la pena preguntarnos ¿cuál es el sistema de Arequipa? ¿Cuáles son los sentidos comunes reales en los que se fundamenta y sustentan las relaciones entre actores en Arequipa?

4. Enriquecer el análisis de actores.

De ahí que es importante analizar los actores e identificar su poder e interés; pero hay que profundizar más el conocimiento de cada uno de ellos. En la construcción de un acuerdo es necesario también identificar el “sistema” de pensamiento, de valores y creencias en el que sustenta su existencia, cómo ese “sistema” se reproduce en sus actividades cotidianas y, sobre todo cual es la percepción que tiene y el tipo de relación que establece con los otros actores. Por ejemplo, si las relaciones se sustentan en el “piensa mal y acertaras”, será imposible establecer relaciones de confianza porque se está interactuando sobre la base de la sospecha y la desconfianza. En esas condiciones ningún acuerdo será posible y menos viable y sostenible. Tampoco se podrá organizar la acción política transparente ni una fuerte ciudadanía vigilante de la gestión, si el pensamiento sustrato es “roba pero hace obra”; donde la obra, cualquiera ella sea, termina justificando el robo.

5. El sistema de pensamiento del peruano.

Hoy el ciudadano peruano promedio es cínico, desconfiado y pesimista. Esta es su forma de pensar y de relacionarse con los otros.

 Cínico, porque miente, oculta lo que piensa, encubre sus intensiones, se comporta oportunistamente y, se siente orgulloso de ser “el gran vivo”

 Desconfiado, no confía en nadie; como todos son cínicos y mentirosos, siempre hay una intención oculta; no hay que creer en nada ni en nadie.

 Pesimista, ve todo en forma negativa; no cree en las posibilidad de cambio y más bien se somete y adapta

Es este el sistema al que hay que enfrentar.

¿Cuánto puede contribuir el acuerdo regional, a romper este sistema de pensamiento y su patrón reproductivo? ¿Cuánto puede contribuir a generar:

 Transparencia: hablar con la verdad; reconocer y respetar los interés de cada cual.

 Confianza: identificación con el otro y creer en lo que el otro dice.

 Optimismo: ver las oportunidades para el cambio, para acoger lo nuevo e innovador.

6. Las organizaciones.

Lo que se ha mencionado para las personas, también lo es para las organizaciones. Toda organización crea sus propias visiones y paradigmas y, se los cree; a partir de ellos desarrolla su actividad y entablan relación con las otras organizaciones. Por ello es muy importante descodificar el discurso de las propias organizaciones y sus líderes, pues en ellos se expresa lo que ellos crean que son; lo cual muchas veces no se condice con lo que creen y sienten sus afiliados y, se va mellando su credibilidad.

7. La continuidad y ruptura.

Las instituciones como las sociedades, como todo organismo vivo, siempre tienen a su interior energías en pugna; algunas que pugnan por la continuidad y otras que pugnan por el cambio. Un manejo no adecuado de dicha pugna puede llevar a la disgregación y el colapso a la organización y a la sociedad. De ahí que la institucionalización mediante mecanismo de renovación democrática, como el celo por mantener la representatividad y legitimidad, es muy importantes para canalizar las “energías” en pugna. La juventud, cuando no es conservadora y defensora de status quo, puede ser un importante actor social en la transformación y el cambio.

8. El dialogo

El dialogo es también un importan instrumento pata trabajar las energías en pugna y, sobretodo, para generar nuevas situaciones y abrir otros rumbos. El diálogo no es una conversación banal e improductiva. El dialogo es un proceso de negociación donde nadie gana o se impone uno sobre el otro, sino se busca puntos de entendiendo donde todos ganen. Ello debe expresarse en un acuerdo, que termina siendo la finalidad del dialogo.

Para que un dialogo sea exitoso hay que trabajar las siguientes actitudes

 Humildad: reconocerse uno mismo y sus paradigmas.

 Reconocimiento: aceptar lo que los otros piensan de uno.

 Valoración: el reconocimiento, valor y significado del otro para uno.

9. Empresas B.

Un ejemplo de nuevos paradigmas en el marco de la contradicción entre la continuidad y el cambio, pueden ser las llamadas Empresas B. Estas son empresas que están cambiando su manera de entender y hacer negocios; sin perder de vista la rentabilidad, buscan dar una solución a problemas sociales y medioambientales desde el negocio mismo. Algunos han comenzado a modificar la composición de sus directorios incorporando a ellos especialistas de los problemas sociales y ambientales que quieren contribuir a cambiar como a representantes de sus stakerholder. Se incorporan los principios de solidaridad y cooperación a la gestión. Se empieza a cambiar el paradigma de que a las empresas solo les interesa el lucro, la utilidades y las competencias y, que son indiferentes la problemática social y ambiental que los rodea. El reto es como generamos en el país y en la región más empresas B y, como ello puede contribuir a disminuir la conflictiva social.

10. Arequipa; identidad y diversidad.

En la perspectiva del acuerdo, algunos problemas sobre Arequipa que quedaron a ser profundizados:

 El sentido de pertenencia del arequipeño y su aporte a la descentralización en la lucha contra el centralismo.

 Profundizar y analizar el aporte de los migrantes a la identidad, al desarrollo de la región y la construcción de la macro región sur

 Acciones para transformar la informalidad como “cultura” y forma de hacer negocios y de entender la vida misma.

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